Los niños/as no generan pataletas con intenciones de dañar o molestar a los adultos sino que son parte de su proceso de adaptación. Las pataletas pueden presentarse por diferentes razones: deseos no satisfechos, formas de expresar rabia y/o irritabilidad, como método para conseguir algo, entre otros.
Casi la totalidad de los niños pequeños tiene este tipo de episodios en ocasiones, especialmente entre los 2 a 3 años, y si son bien enfrentados irán disminuyendo en intensidad y frecuencia hacia los 4 a 5 años.
Entre los 2 y 3 años, los niños/as están en una etapa del desarrollo en que inician cierta independencia de sus padres y el decir "no" responde a su búsqueda de autonomía. Con frecuencia desean más independencia de la que sus habilidades y seguridad permiten y desconocen sus limitaciones. Quieren tener el control y tomar decisiones, pero no saben hacer transacciones y toleran mal las restricciones. Además no saben expresar sus sentimientos verbalmente por lo que exteriorizan su rabia o frustración con llanto o retraimiento y a veces con pataletas.
Si bien estas expresiones de emociones no son agradables, no debemos considerarlas peligrosas e incluso serán útiles para el desarrollo del niño, pues constituyen una válvula de escape de tensiones, facilitando el cansancio y el sueño posterior. Generalmente, al despertar, estará calmado y de humor agradable. Si está enfermo, o existe demasiada tensión entre la gente que lo rodea, la frustración puede reiniciarse fácilmente. Los niños ansiosos, enfermos, temperamentales, con poco descanso o en ambientes tensionados tienden a tener pataletas más frecuentes.
Casi la totalidad de los niños pequeños tiene este tipo de episodios en ocasiones, especialmente entre los 2 a 3 años, y si son bien enfrentados irán disminuyendo en intensidad y frecuencia hacia los 4 a 5 años.
Entre los 2 y 3 años, los niños/as están en una etapa del desarrollo en que inician cierta independencia de sus padres y el decir "no" responde a su búsqueda de autonomía. Con frecuencia desean más independencia de la que sus habilidades y seguridad permiten y desconocen sus limitaciones. Quieren tener el control y tomar decisiones, pero no saben hacer transacciones y toleran mal las restricciones. Además no saben expresar sus sentimientos verbalmente por lo que exteriorizan su rabia o frustración con llanto o retraimiento y a veces con pataletas.
Si bien estas expresiones de emociones no son agradables, no debemos considerarlas peligrosas e incluso serán útiles para el desarrollo del niño, pues constituyen una válvula de escape de tensiones, facilitando el cansancio y el sueño posterior. Generalmente, al despertar, estará calmado y de humor agradable. Si está enfermo, o existe demasiada tensión entre la gente que lo rodea, la frustración puede reiniciarse fácilmente. Los niños ansiosos, enfermos, temperamentales, con poco descanso o en ambientes tensionados tienden a tener pataletas más frecuentes.
¿Por qué sólo hace pataletas con sus padres, y cuando lo cuida alguien más se porta bien?
El niño/a sólo desarrollará las pataletas en presencia de sus padres o personas más allegadas porque está poniendo a prueba la existencia de límites y reglas, lo que no hará con personas que no conoce. Cuando su desafío va muy lejos y es restringido responde con una pataleta.
No debemos considerar que desea conscientemente hacerle la vida ingrata a sus padres y ciertamente no prefiere a los extraños. Esta explosión emocional ante nuestros ojos, irónicamente, significa que tiene confianza en nosotros.
No debemos considerar que desea conscientemente hacerle la vida ingrata a sus padres y ciertamente no prefiere a los extraños. Esta explosión emocional ante nuestros ojos, irónicamente, significa que tiene confianza en nosotros.
¿Cómo debo actuar ante una pataleta?
Lo más importante es mantener la calma. Como padres somos modelos para nuestros hijos y en la medida que gritemos o reaccionemos con rabia no lograremos cambios favorables.
Una atmósfera tranquila ayuda a recuperar el control y en particular tomarlo, abrazarlo o hacer comentarios distractores del tipo "mira que lindo el pajarito ", pueden evitar una gran pataleta.
El sentido común y el humor son fundamentales para que el niño acepte órdenes. "Vas a bañarte" no es lo mismo que "hagamos una carrera al baño".
Evite largas y complicadas explicaciones de las reglas. Justificarlas ante un pequeño de 2 ó 3 años solo servirá para confundirlo y no le permitirá tener claro qué cosas son fundamentales y cuáles son debatibles. Al crecer podrá explicársele las razones de nuestras reglas en forma breve y clara.
Conviene acompañar al niño a efectuar alguna cosa que no quiere hacer - por ejemplo, ordenar juguetes - ofreciéndonos a ayudar, lo que permite verificar el cumplimiento. Esto tiene especial relevancia si es una orden que está relacionada con la seguridad del niño.
Cada vez que se presente la pataleta, déjelo, no intente detenerlo, eso agravará la situación. Cuando esté tranquilo explíquele por qué no puede obtener lo que desea.
Háblele de las consecuencias que eso acarrearía, utilizando un lenguaje referencial: "No puedes jugar con fósforos porque de hacerlo podrías encenderlos y producir un incendio que podría ocasionarte daño en tu cuerpo" (muéstrele el cuerpo mientras hace esta descripción, los niños necesitan mucho del lenguaje referencial).
No olvide que la pataleta tiene algo de actuación y nosotros somos el público, por lo que si nos alejamos o dejamos al niño solo por unos minutos comprenderá que ese recurso es poco efectivo y buscará otro.
Los límites son fundamentales porque dan certidumbre a los niños y disminuyen sus niveles de ansiedad. Si cede a las exigencias, estará reforzando las pataletas. Siempre se debe responder de igual manera ante situaciones similares y todos los adultos de su entorno deberán reaccionar igual.
Hay que esperar varios "no" diarios de parte de un niño/a, no sería normal que nunca nos desafíen. Debemos establecer niveles de importancia ante sus deseos y nuestras reglas. Existirán situaciones de menor seriedad en que es conveniente que se salga con la suya, por ejemplo dejarlo elegir la ropa aunque no estemos de acuerdo. En otras ocasiones, por ejemplo, cuando hay algún tipo de riesgo, no podrá hacer su voluntad y si es preciso habrá que tomarlo firme pero con cariño. No podemos esperar que estos hechos los acepte de inmediato y deberemos ser constantes y pacientes hasta lograr la aceptación de la conducta deseada.
Límites, no significa castigo, ni menos golpes o maltratos.
Una atmósfera tranquila ayuda a recuperar el control y en particular tomarlo, abrazarlo o hacer comentarios distractores del tipo "mira que lindo el pajarito ", pueden evitar una gran pataleta.
El sentido común y el humor son fundamentales para que el niño acepte órdenes. "Vas a bañarte" no es lo mismo que "hagamos una carrera al baño".
Evite largas y complicadas explicaciones de las reglas. Justificarlas ante un pequeño de 2 ó 3 años solo servirá para confundirlo y no le permitirá tener claro qué cosas son fundamentales y cuáles son debatibles. Al crecer podrá explicársele las razones de nuestras reglas en forma breve y clara.
Conviene acompañar al niño a efectuar alguna cosa que no quiere hacer - por ejemplo, ordenar juguetes - ofreciéndonos a ayudar, lo que permite verificar el cumplimiento. Esto tiene especial relevancia si es una orden que está relacionada con la seguridad del niño.
Cada vez que se presente la pataleta, déjelo, no intente detenerlo, eso agravará la situación. Cuando esté tranquilo explíquele por qué no puede obtener lo que desea.
Háblele de las consecuencias que eso acarrearía, utilizando un lenguaje referencial: "No puedes jugar con fósforos porque de hacerlo podrías encenderlos y producir un incendio que podría ocasionarte daño en tu cuerpo" (muéstrele el cuerpo mientras hace esta descripción, los niños necesitan mucho del lenguaje referencial).
No olvide que la pataleta tiene algo de actuación y nosotros somos el público, por lo que si nos alejamos o dejamos al niño solo por unos minutos comprenderá que ese recurso es poco efectivo y buscará otro.
Los límites son fundamentales porque dan certidumbre a los niños y disminuyen sus niveles de ansiedad. Si cede a las exigencias, estará reforzando las pataletas. Siempre se debe responder de igual manera ante situaciones similares y todos los adultos de su entorno deberán reaccionar igual.
Hay que esperar varios "no" diarios de parte de un niño/a, no sería normal que nunca nos desafíen. Debemos establecer niveles de importancia ante sus deseos y nuestras reglas. Existirán situaciones de menor seriedad en que es conveniente que se salga con la suya, por ejemplo dejarlo elegir la ropa aunque no estemos de acuerdo. En otras ocasiones, por ejemplo, cuando hay algún tipo de riesgo, no podrá hacer su voluntad y si es preciso habrá que tomarlo firme pero con cariño. No podemos esperar que estos hechos los acepte de inmediato y deberemos ser constantes y pacientes hasta lograr la aceptación de la conducta deseada.
Límites, no significa castigo, ni menos golpes o maltratos.
¿Se pueden evitar las pataletas?
No es posible evitar la aparición de todas las pataletas y no debemos sentirnos culpables por eso. Se trata de la manifestación de emociones que el niño debe aprender a manejar y nuestro papel es ayudarlo en esa tarea. De todas maneras existen medios para disminuir la frecuencia y/o severidad de ellas:
Un descanso de 15 a 20 minutos, aún sin dormir, puede ayudar. Si el niño se resiste es útil tenderse junto a él o leerle un cuento, pero se debe evitar que juegue o hable mucho.
Los hijos/as de padres excesivamente estrictos o permisivos tienden a tener más pataletas, siendo mejor la situación de aquellos hijos de padres con enfoque moderado en la disciplina. En esto parece bueno considerar límites en cosas importantes y dejar autonomía en otras áreas de menor cuantía. Como principio general se considera beneficioso establecer pocas reglas o limitaciones sólo en aspectos fundamentales, pero ser muy consistentes con ellas.
Un descanso de 15 a 20 minutos, aún sin dormir, puede ayudar. Si el niño se resiste es útil tenderse junto a él o leerle un cuento, pero se debe evitar que juegue o hable mucho.
Los hijos/as de padres excesivamente estrictos o permisivos tienden a tener más pataletas, siendo mejor la situación de aquellos hijos de padres con enfoque moderado en la disciplina. En esto parece bueno considerar límites en cosas importantes y dejar autonomía en otras áreas de menor cuantía. Como principio general se considera beneficioso establecer pocas reglas o limitaciones sólo en aspectos fundamentales, pero ser muy consistentes con ellas.